La otra noche decidí escuchar algunas canciones para ver si me ayudaban a dormir… sólo me ayudaron a mantenerme más despierta. Conocí a Mumford & Sons tal vez en 2014. Creo que la primera canción que escuché fue I Will Wait en el canal 901 de música en Directv. La verdad, sus canciones me recuerdan el amor y desamor pero más que todo la segunda; 6 años después y siento lo mismo, qué loco.

Be Still

2017 – era un día soleado entre semana y todavía tenía mi antigua cama pequeña. No sé qué monstruo era ese que vivía en mi cabeza y me hacía sentir terrible. Y bueno, ese día era uno de ellos. Esta canción y este mensaje que decía: “estaba esperando por ti”.
Mi papá y pinturas que compramos en Chinatown (Chinatón) frente al parque Tercer Milenio.

Me gusta la vida en primavera

Si existe una ciudad de eterna primavera, me gustaría vivir allí.

Ya imaginaba, sin conocerla, que la primavera sería mi estación favorita del año y vivirla en Portland ha sido una de las cosas más bonitas y extrañas (por la cuarentena) de la vida. Tulipanes de todos los colores del arcoíris, lluvia de pétalos, cielo azul y lluvia también. Cada salida es una sorpresa pues, aunque transite las mismas calles y el mismo sector, siempre hay algo nuevo para ver. Y es que todo se siente tan fresco, tan vivo… ¡Los pájaros cantan y son libres! El clima, aunque frío en las mañanas, parece ideal; todavía me confundo con el cambio de horario (Daylight Saving Time) y se me hace extraño cuando a las 8pm la casa sigue llena de sol.

Canciones que transportan

Ghosts That We Knew: 2014 y el sentimiento de estar tan cerca pero tan lejos del ‘amor’. Jugo de curuba y sopa de pasta – casa de la abuela y los amigos que creí amigos.

Lover of the Light: The Walking Dead. Mis papás trabajando en el bar viernes y sábados – quedarse hasta la hora del cierre (tarde).

Lover’s Eyes: “your strenght just makes me feel less strong” recuerdo era la frase que compartía pero “¿Cómo es posible que mi fuerza te haga sentir menos fuerte? ¡Mi fuerza debería hacerte sentir MÁS fuerte!!”. No.

La parte de delante de Andrés Calamaro me transporta al año 2017 cuando estaba trabajando en una clínica veterinaria de Chapinero. Es casi mágico pues cuando la escucho, es como si pudiera sentir el sabor de la mogolla integral que me gustaba comprar algunas veces a la semana en la panadería, a unas calles de distancia. Recuerdo también los viajes a Guasca todas las mañanas, el color amarillo y mi compañero insoportable.

Un jardín de hojas verdes y una puerta que representan libertad

Mis deseos para el futuro cambian frecuentemente. Algunos días siento que es tiempo de volver a Bogotá y empezar de nuevo. Otros días pensar en la vida de antes me da ganas de llorar.
Estaba en videollamada con mi mamá y mientras ella me contaba algunas cosas de su vida, a mi mente llegó una imagen del jardín de mi casa en Portland, con hojas verdes y una puerta y eso me recordó la libertad. La libertad de, fácilmente, abrir la puerta y salir y todo lo que eso significa. Me hace muy triste pensar que en mi ciudad la seguridad casi no existe o más bien, no es lo que esta vida ‘prestada’ me ha mostrado.

1 en 10

Nadie espera estar en esos pequeños porcentajes de personas con una enfermedad y mucho menos ser 1 en 10. Pero este año me ha tocado a mí y bueno, toda la vida de ahora en adelante. Tener endometriosis es estar muy sola, no conozco a alguien cercano con quien pueda hablarlo. A veces sí quiero pensar en “¿por qué a mí?” y sentirme triste y llorar porque no tengo ni idea de qué está pasando. Otras veces quiero verle el lado positivo, pero todavía estoy tratando de encontrarlo. Tal vez sea una oportunidad para ser más consciente, tener más calma y cuidar mejor de mí. Quién sabe, sigo descubriendo. Sigo tratando de re-organizarme (una de mis palabras favoritas), de decidir cómo navegarlo, manejarlo, tratarlo… pero no tengo mucha suerte. Me encuentro atrapada en tratar de mantenerme informada y al mismo tiempo, quisiera no saber, quiero pretender que si no sé nada, no existe, pero existe…

Los recuerdos me hacen sentir triste y triste no por extrañar lo que fue, triste por ser y sentir lo que sentí: inseguridad, melancolía, desconfianza, duda, incertidumbre, rabia y dolor. No, no quisiera volver ahí, no, así no debe sentirse el amor.

Can't live with or without you

¿Por qué los días soleados me hacen sentir nostálgica?

Debe ser que cuando está oscuro afuera a casi nadie le dan ganas de salir y por eso siento que tengo una excusa para no culparme por hacer nada.
Cuando el sol está en todo su esplendor, soy feliz y brillo y también me siento sola. Y más sola por estar lejos de mi casa. Sin embargo, recuerdo y no es un sentimiento nuevo, en Bogotá me pasaba también en sábados y domingos (sin dar a entender que estar sola me hace triste, lo cual no es cierto). Me gustaría descubrir el misterio de mi nostalgia.

"I found out the hard way
that here ain't no place for dolls like you and me."
-Star Treatment by Artic Monkeys. Tranquility Base Hotel & Casino, 2018.

Vivir con nostalgia

“It makes you upset”, dijo mi amiga. Pero más que molestia, me hace sentir tristeza. Y más que tristeza, melancolía. Se ha cumplido un año desde que me fui y cuando pienso en Portland, a mi mente viene una imagen muy clara: el sol de atardecer al final de una calle empinada. Todo está vacío y tranquilo, hace un poquito de frío pero no te congelas, está en paz. Y a esa imagen se unen recuerdos: de mis viajes en bicicleta, de mis pies en el río, de las salidas con mis amigos, de mis largas caminatas por el vecindario. También recuerdo a las personas, aunque de algunas el recuerdo de su cara es borroso. En parte quiero que lo sea pero siendo realista, no se borrarán por completo. He evitado por un largo tiempo registrar el sentimiento en este escrito, pues he estado pensando y tratando de encontrar realmente cómo es, para poder describirlo. No lo logro. Pero mi cuerpo lo siente, es como si me estuvieran apretando el corazón. Otro amigo me dijo: “ay no, ya debes crecer!”, como si él no cargara con nostalgias también. Y me hace preguntarme: ¿a qué lugar van los recuerdos? ¿en dónde guarda la gente las cosas que nunca dijo? ¿lo sienten en el cuerpo frecuentemente? ¿les causa malestar?

Nadie me lo dice, no tengo ni idea pero sí estoy segura de que no soy la única.